viernes, 5 de octubre de 2007

La amiga que perdi....


Tengo un video en formato VHS donde aparezco bailando (embriagado de alcohol y de felicidad) frente a una cámara de 8 mm. La canción que sonaba (por si alguien quiere saberlo) era “Ni tu ni nadie” del grupo Alaska y Dinarama, tema que a mi me gusta mucho, porque me hace acordar a una ex noviecita con quien la bailé un millón de veces, en discotecas de miraflores y barranco, ahora fenecidas.

Quien me graba con pulso dudoso, es mi mejor amigo de la infancia: Joan, el cual también se encuentra en lamentable estado etílico. Por ratos, incluso, aprovecha para robar cámara y filmarse a si mismo, en un primer plano donde se puede apreciar su rostro burlón, totalmente desencajado por los tragos y la mala noche.

Se trataba de la despedida de mi amiga Giovis, eterna novia (y ahora esposa) de mi otro gran amigo Cesar, quien regresaba a gringolandia luego de una visita fugaz por Lima, acontecimiento que todos sus amigos del barrio aprovechamos, para emborracharnos como cubas y bailar peor que trompos carretones.

Luego de la escena del baile, hay otra en la que aparezco comiendo (o mejor dicho, intentando comer) un plato de pollo a la brasa con arroz. Todos mis amigos me hacen bromas para que yo me ría y bote los arroces y los pedazos de pollo por la boca y la nariz, es una escena muy graciosa, donde aparecen riendo a carcajadas, los rostros otrora adolescentes, de varios amigos a los que quiero mucho.

***0***

La tarde del día siguiente, luego de pasar toda la mañana en el aeropuerto despidiendo a Giovis, y de presenciar en todo su esplendor, las desgarradoras escenas de dolor de nuestro buen amigo Cesar, nos fuimos a descansar la resaca a la casa de mi amiga Evy, y como a nadie le quedaba cuerpo para realizar alguna actividad física, se nos ocurrió conectar la cámara de video al televisor, y ver a veinte pulgadas, todas las payasadas y ocurrencias de la noche anterior.

Y fue así que, luego de casi tres horas de continuas carcajadas y vacilón desmedido, cuando todos pensábamos que el video había cumplido con honores su misión relajante, aparece frente a todos una escena rarísima, en la que aparecemos Paola y yo besándonos en la boca por algunos segundos. El audaz y muy profesional camarógrafo que logró (agazapado detrás de una columna de la sala) capturar esa inverosímil escena, fue nuevamente, mi buen amigo Joan, quien por la cara de cojudo que puso cuando lo miré, estoy seguro que no se acordaba un ápice de aquella proeza.

Un silencio incomodo se apoderó de la habitación, todas las miradas recayeron en Cesar (hermano de Paola, quien se había quedado mirando fijamente el televisor) y en mi (que luego de ver aquella escena había sido sacudido por una fugaz oleada de imágenes cerebrales: Paola y yo sentados en la mesa, Paola y yo riéndonos, Yo diciéndole a Paola que me gustaba su cabello, Paola y yo besándonos…). Luego de algunos segundos de confusión general, mi amigo Alex siempre tan ocurrente, le dio una palmada en la espalda a Cesar y le dijo “Ya ya! Asimila nomás huevón!” y todos los presentes (incluidos Cesar y yo) nos reímos con la ocurrencia. Inexplicablemente, hasta el momento que escribo estas líneas, nadie nunca… volvió a hablar más del tema.

***0***
Luego de celebrar su cumpleaños número veinte en una discoteca cerca de mi nuevo barrio, Paola y yo entramos (algo ebrios) a mi cuarto. Inmediatamente (y como corresponde a un caballero) le ofrezco mi cama para que descanse y yo me ofrezco a dormir en el suelo, Paola acepta inmediatamente, y me tira encima una frazada para que me cubra del frío.

Cuando ya estamos acomodados (ella en mi cama y yo en el piso) Paola comienza a hablarme, me reta a contarnos mutuamente nuestros más grandes secretos, yo le digo que empiece ella por ser la de la idea, pero ella dice que no es justo, así que propone someterlo a un rápido concurso, el cual por su puesto pierdo. Así que empiezo, despacio, a revelarle a mi amiga mi más grande secreto, y luego de algunos minutos (influenciado de hecho, por el depresivo alcohol que llevaba en las venas) me pongo a llorar como un niño, a lo cual Paola se baja de la cama, se acurruca junto a mi bajo la frazada, y comienza a acariciarme el cabello en gesto maternal, “Ya no llores…”, me dice con voz suave, y yo me siento la mar de comodísimo, sintiendo su cuerpo tibio de mujer junto al mío, en eso la puerta de mi cuarto se abre estrepitosamente y un cuerpo enorme y peludo nos cae encima apastándonos, se trata de mi perro “manson”, quien empieza a lamernos desesperadamente, anunciándonos la salida del sol.

Aquella mañana mi mamá preparó un rico desayuno y se sentó a la mesa con nosotros, mi mamá adoraba a Paola, siempre me bromeaba que le encantaría tenerla como nuera, y la trataba con mucho cariño. Paola sabía de aquello (porque yo se lo había contado) y siempre me decía en broma que mi mamá era una mujer muy inteligente. De hecho le halagaba en su vanidad, que una madre abnegada como la mía, la alucinara como la esposa de su hijo, está demás decir que ambas se llevaban muy bien.

Luego del desayuno escoltados por mi fiel perro “manson”, acompañé a Paola hasta el paradero y la embarqué en un taxi hasta su casa. Algunos meses después, Paola se fue a vivir a los estados unidos, en adelante, solo la vería, en esporádicas visitas que realizaría al Perú...


Continuará.....

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola amigo, fue como si fuera ayer, me pasaron varios recuerdos muy graciosos y ya no creo que vea jamás tan buen video…..
Te queremos Paola estés donde estés

Joan

[ [EBP]] dijo...

Cuando quieras verlo, visitame ps tio!!, mira que hace mil lunas que no vienes.
EBP.