jueves, 11 de octubre de 2012

Lalo

Lalo era alto, flaco, de cabello marrón lacio y largo, nariz afilada, de aspecto relajado, siempre con una sonrisa chueca en la cara, por esas épocas tendría como dieciocho años y andaba siempre con un gorro de vaquero en la cabeza… Los chiquillos de mi cuadra admirábamos mucho a Lalo, lo admirábamos por como jugaba al futbol, por la forma como peleaba, por las bromas pendejas que hacía y por lo bien que se vestía… pero sobre todo… admirábamos a Lalo, por todas las chicas bonitas con las que siempre paraba…
Cuando Lalo pasaba por nuestra cuadra todos lo saludábamos con respeto “Habla Lalo” y él nos contestaba quiñándonos el ojo y con su sonrisa rara “Y muchachos?” y todos nos sentíamos orgullos porque Lalo nos conocía y nos pasaba la voz…
Lalo paraba siempre con el mismo grupo, otros muchachos Surquillanos que lucían parecido a él y que por las tardes, a eso de las 6 pm, se desaparecían en un Volkswagen amarillo rumbo a las calles de Miraflores y regresaban bien de noche con la mochila llena de relojes, zapatillas y skates importados… cosas alucinantes que luego nos remataban a los chiquillos del barrio…
Pero hubo un día en que Lalo desapareció del mapa y tiempo que no se le veía por la cuadra, le pregunté a mi hermano mayor y me dijo con la educación y la prudencia que lo caracterizaba “A ese weon del Lalito lo han metido en cana por choro”…
...
Pasaron como dos años para volver a ver a Lalo, yo estaba en la calle conversando con mis amigos cuando lo vimos aparecer en la esquina, al principio no lo reconocimos, pero luego cuando otros chicos grandes se acercaron a saludarlo supimos que era él.
Estaba excesivamente flaco y con el pelo muy corto, vestía ropas feas y tenía la cara huesuda y llena de marcas producidas por un acné que antes no tenía, lucia como enfermo… Luego de que terminó de hablar con esa gente pasó por nuestro lado, pero cuando lo saludamos no nos respondió, se pasó de frente mirando el suelo con destino a su casa…
Cuando llegué a la casa le conté a mi hermano que había visto a Lalo en la calle y mi hermano me respondió “Bien feo está el conchasumare no? la gente dice que en la cárcel se lo han cachado y lo han dejado medio loco”
Una noche de la semana siguiente yo estaba solo en la esquina con mi skate, estaba practicando unos trucos que había visto en un video cuando de pronto vi que alguien salía de un callejón y se acercaba a mí, llevaba pantalones anchos y una capucha, cuando estuvo lo suficientemente cerca noté que era Lalo… “Habla Lalo” lo saludé, pero él no me contestó, me quedó mirando de forma rara, como si no me conociera, luego de un rato me dijo “Chibolo préstame tu skate”…
Yo tenía 13 años pero no era cojudo, sabía que si le prestaba mi skate a Lalo no lo vería más, sabía que Lalo estaba fumadazo y no se acordaba quien era yo, sabía que en cuanto Lalo se subiera a mi skate correría a venderlo para comprar más de esa cosa que fumaba desde que salió de la cárcel, y si yo no me dejaba seguro me iba a pegar (como seguro le pegó al chiquillo a quien se lo robó años atrás para vendérmelo a mí)…
Me sentí solo, pequeño, débil y con mucho miedo en aquella esquina oscura… “Ya pe suelta, doy un paseo al toque y regreso” dijo haciéndose el buena gente… “No pe Lalo, justo ya me iba a quitar a mi casa”… “¿Cómo? ¿No me vas a prestar?” dijo esta vez sujetándome del brazo, mirándome con esos feos ojos rojos…
De pronto se escuchó un silbido a lo lejos y ambos volteamos a ver de dónde provenía… en la puerta de mi casa apareció la figura de mi hermano mayor, “Apúrate oe carajo! A tragar!”…
Lalo me soltó el brazo y me preguntó “Eres hermano de patevieja?”, “Si” le respondí, aun asustado… Luego me soltó el brazo y se fue caminando balbuceando “Ese patevieja… cague de risa es…”

2 comentarios:

Cinthya Castillo dijo...

Patevieja? ... que tal chapa.

Sabes, en el barrio yo sentía cierta seguridad, cualquier se enteraban quien era mi hermano.

Anónimo dijo...

La historia es del betadas no de Lalo... Buen enfoque... Rest