No recuerdo exactamente cómo llegó a mi vida esta canción, pero lo que si recuerdo es que llegó en uno de mis momentos más difíciles. Recuerdo que la escuchaba cada vez que podía, mientras corría, mientras trabajaba, mientras conducía, repitiendo su coro como manifestándolo (“I wanna get better”), permitiendo transportarme, por esa magia que tiene la música, a un plano más placentero, donde el dolor menguaba y la esperanza de superarlo todo crecía.
Fue por ello que escuchar esta canción en vivo, tres años después, en el mítico Madison Square Garden, fue para mí doblemente especial, un momento en el cual me sentí orgulloso de mi mismo, por todo lo que pasé y superé, un momento de cierre en el que confirmé que todo en esta vida pasa por algo y los mejores momentos siempre están por venir.
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