Este post quizás sea el mas fuerte que haya publicado en este blog, ¡y espero que no sea el último!, Ja, ja,… abstenerse de leerlo personas susceptibles e intolerantes.


La fiesta había acabado relativamente temprano; y Dante, Oscar y Manolo regresaban al barrio totalmente insatisfechos. A pocas cuadras de sus casas existe un enorme parque que desde tiempos inmemorables se le conoce como “el bosque”.
Las madrugadas del fin semana, el bosque se convierte en una suerte de fiesta interminable, donde acuden derrotados, todos aquellos personajes que han sido expulsados temprano de otras celebraciones, es así que, a toda hora de la noche, sentados en las bancas o en el mismo pasto, uno puede encontrar siempre entre los diversos grupos, una cara conocida que te extienda la mano para seguir prolongando la juerga hasta el amanecer. Aquella noche, no fue la excepción…

***

Dante, Oscar y Manolo toman asiento en el grupo de “el profesor”, quien les pasó la voz ni bien los vió llegar al centro del parque, los muchachos toman asiento y rápidamente sus ojos –aun rojos por la marihuana- recorren los otros dos rostros que conformaban aquel grupo. No los conocen, pero no les importa, allí hay 2 botellas de ron con coca cola, suficiente para hacer hora hasta que diera sueño, además, el profesor siempre escondía un 'ass' bajo la manga.
- Y chicos… ¿de donde se me vienen con esas caras? –dijo el profesor, pasándole la botella a Oscar-
- Del tono de una amiga tío… -dijo Oscar, sirviéndose un vaso lleno de trago. Tenía mucha sed porque la marihuana le había resecado la boca y además habían caminado como diez cuadras-
- ¿Y que tal estuvo? –preguntó otro de los presentes, un tipo achinado y medio gordo, parecía tener unos veintiocho años-
- Hasta las huevas tío –dijo Oscar, pasándole la botella a Manolo-, se acabó la “vitamina” rápido, y encima terminó en bronca porque uno de los amigos del hermano de mi amiga, se salió mechando con un brother de otro barrio, ¡hasta las huevas!
- Oye profe… ¿y tu amiga esa de la otra vez? –dijo Dante, cagándose de la risa-
- Oye huevon, ya me contó la Renata lo que le hiciste en la mañanita, la manoseaste dormida pendejo… -respondió el profesor, riéndose también-
- Puta que tu amiga está mas buena profe –dijo Dante, y todos se cagaron de la risa-
- Si pues, la Renata es un hembrón, y tiene solo diecisiete añitos ah… recién está empezando –dijo el profesor-

La conversación continuó más o menos por ese lado por varios minutos, a escasos metros, en otro de los grupos, se escuchaba un equipo de música que botaba las notas de un tema meloso y conocido, luego de un buen rato, los muchachos se dieron cuenta de que las dos botellas de trago estaban secas, así que se miraron los unos a los otros, como dejando sentado mediante comunicación telepática, que había que fugar…

- Gente… ¿Y si vamos a mi Jato? –dijo el profesor de pronto-
- ¿Allá tienes coca? –peguntó sin ningún roche Manolo, quien ya se encontraba un poco borracho-
- ¡Carajo baja la voz huevon! –dijo el profesor algo enojado- ¿Qué quieres?, ¿Qué me metan preso por corruptor de menores?
- Ya, ya, huevon, sorry, pero… ¿Tienes si o no? –todos se mataron de la risa-
- ¿Cuando los he tratado mal en mi casa señores? –dijo el profesor, juntando las palmas de las manos, adoptando una posición de catedrático. Todos celebraron la ocurrencia con risas-

Y así fue que todos se pusieron de pie, y enrumbaron a la casa del profesor, a unas siete cuadras de allí.

***

El departamento del Profesor era pequeño pero acogedor, estaba totalmente pintado de blanco, al final del ambiente donde se encontraban, había una mampara que lo separaba de un jardín interior.
Ni bien estuvieron sentados -dos sofás distintos, un grupo frente al otro, tres contra tres- el profesor sacó de su refrigeradora una botella de trago de color naranja, se sirvió un poco en un vaso, y empezó a circular la botella por su lado derecho, el único de todos los presentes que aun no estaba borracho era él.
- Habla Dante, ¿la llamo a Renata? –dijo de pronto, con una sonrisa diabólica en los labios-
- ¡Fuera de acá huevon!... ¿Tu crees que venga? ¿a esta hora? –respondió Dante, emocionado, serían aproximadamente las 3 de la madrugada-
- Ja, ja… claro pues huevas, ¡esa cojuda a mi me debe varias!... –mientras decía esto, comenzó a marcar un número en su teléfono. Luego de algunos segundos, al fin tuvo respuesta al otro lado de la línea-… Hola Renata ¿qué haces? –dijo el profesor. Dante dio un brinco en su sitio, Manolo y Oscar se reían- Oye, ¿tu crees que te puedas venir un rato por aquí?, aquí tengo a un amigo que se ha templado de ti y quiere verte –le guiñó un ojo a Dante- … Ya pues cojuda, ¡no te hagas de rogar!, es un toque nomás… aquí lo esperas pues… ya, ya, okay,… ¡te espero ah!... –Y colgó- … Ya viene –dijo-
- Ahora vas a ver a la Renata tío –le dijo Oscar en el oído a Manolo- te vas a quedar cojudo huevón.
Luego de algunos minutos el timbre sonó, era Renata, todos sabían que vivía al costado del profesor, era esa una de las razones por las cuales, aquella maldita casa se había puesto de moda en esos días.
Cuando Dante, Oscar y Manolo la vieron entrar en la sala, ninguno de ellos pudo reprimir la salvaje arrechura de la que fueron presas. Su cabello era lacio y estaba teñido de rubio, lo llevaba a la altura del hombro y se le veía bien cuidado. Llevaba puesta una blusita roja y una diminuta minifalda negra, la cual hacia juego con sus botas de cuero. Todas aquellas ceñidas prendas resaltaban el cuerpaso con el que la naturaleza –a veces loca y otras veces caprichosa-, la había tenido a bien premiar.
- Holas, holas, -dijo Renata y saludó a todos con besito, acto seguido se sentó en el brazo del sofá, bien pegadita al profesor-
- Ya, ya, no te me pegues mucho y ponte al día nomás cojuda –le dijo el profesor, a la vez que le servía un vaso llenecito de trago-
- ¿Oye Profe y el ayudín?... esta huevada de trago ya me está chocando… -dijo Oscar-
- ¡Carajo, que juventud apurada! –dijo el profesor, a la vez que hurgaba en un bolsillo de su casaca- Toma, toma huevon y ya no me jodas –dijo riéndose, pasándole el “chamo” a Oscar.
Como impulsados por un resorte los tres muchachos se pusieron de pie y se metieron en el baño…
- Puta… que rica que está esta conchasumare ¿no tío? –le dijo Dante a Manolo, mientras Oscar se coqueaba con la llave de su casa-
- ¿Cuál “esta”?... ¡Este! ¡huevon!... acuérdate que es hombre cojudo, ¡un cabro!, cacanero de mierda ja, ja… -dijo Manolo, cagándose de la risa-
- Ya, okay, pero en serio pues…, olvídate por un momento que es hombre y dime… ¿No está rica la Renata?...
Manolo lo pensó por un momento, y luego, sintiéndose un poco extraño, respondió…
- Si pues, está rica….
Oscar le cede el chamo y la llave a Manolo, y sobándose la nariz le dice a Dante…
- Oe tío, ¿Tú te lo comiste la vez pasada no?
- ¡Nada huevón! –dijo Dante- al cabro le gustó el gringo John y se metió al cuarto con él, yo me quedé tan arrecho, pero tan arrecho, que me quedé chupando toda la noche, y al otro día, en la mañanita, entré al cuatro y la vi a la Renata jateando, boca arriba, su culito blanco paradito, puta que rico… -Manolo y Oscar escuchaban atentos-… Puta me llegó al pincho y lo empecé a manosear, luego de un rato, ¡yo ya se la quería clavar conchasumare!, el cabro se despierta y me mira, yo me hago al huevón y le digo que quería despertar a John. La Renata no me dijo nada, se paró, y así en calzón se metió a la ducha.
- Puta, no es por nada, pero yo también me lo quiero tirar al cabro carajo. Es un hembrón la conchasumare ¿si o no Manolo? –dijo Oscar, ambos miraron a Manolo-
- Es que… el huevon es igualito a una mujer tío… putamare… ¡Esa huevada confunde! –dice Manolo, y se agarra la cabeza con ambos manos, haciendo una mueca de desesperado, todos se ríen-
- Manolo, yo creo que hoy si debutas en las ligas “cacanisticas” de todas maneras ah… ¡la vez pasada te escapaste basura!. –dijo Oscar-
- Si pendejo, yo tuve que ser el gran sacrificado y me lo tuve que tirar al Profe, puta… que feo poto que tiene ese conchasumare… ¡todo lleno de pelos! –dijo Dante, con rabia, Oscar y Manolo estallaron en una sola risa-
- Cabro, feo de mierda carajo, me llega al pincho ese huevón… -dijo Manolo, con gesto de asco-
- Pero bien que te vacila venir a chupar y coquearte gratis ¿no pendejo? –dijo Oscar, la mirada turbia, Dante se metía 4 jalones, 2 por cada fosa nasal-, Allí si no dices nada, jalas nomás ¿no huevón?...
Cuando Oscar se coqueaba, inexplicablemente se ponía violento, todos ya lo conocían y le daban por su lado…
- Es la maldita “necesidad” pues causita… -dijo Manolo en broma, palmeándole la espalda para que se calme-
- Ya, ya… cojudo… vamos afuera nomás, que los cabros esperan…
Cuando los muchachos salieron del baño, se dieron cuenta que la Renata ya no estaba…
- Oe Profe… ¿y la Renata? –preguntó Dante, con cara de borrego degollado-
- ¡Se fue pues cojudo!, también si te metes a coquearte una hora, ¿quien chucha te crees?... ¡Tony Montana! –Los dos amigos del Profe se cagaron de la risa, los muchachos se pusieron un poco tristes-
- Puta mare…. ¿y ahora?... –dijo Dante, mirando a Oscar-
- Vino a buscarla su marido –dijo el profesor, con un tono burlón-. La Renata está con un viejo ficho. Él la llama y se la lleva cuando le da la gana.
- Ahorita vengo –dijo Dante, y se dirigió a la puerta-
- ¿A donde vas panzón? –le dijo Oscar, pero Dante no contestó, desapareció por el umbral de la puerta-
- ¡Déjalo que se vaya! –dijo el profesor, cruzando la pierna-, bien templadito lo veo al gordito…
- Pobre que tu también te vayas, pendejo… -le murmuró Oscar al oído a Manolo, con mirada amenazante-
- “Ya me cagué” –pensó Manolo, viendo como el profesor le guiñaba el ojo-



Continuará...

Fin del Post

PD: Para quien le interese, aquí les dejo la continuación:

Anda y paga la cuenta (cap. final)

3 comentarios:

L.A dijo...

Carajo, este cuento nunca lo había leído. maestro ya me habia olvidado de su pluma maravillosa en los cuentos, ahora continúo con la otra

Alguien... dijo...

Jajaja, interesante. Ahora si podré entender el final.
Chevere tío!

Alguien... dijo...

Qué buena historia, chevere bro, ahora sí podre entender el final.