miércoles, 4 de junio de 2008

Placido domingo :-D


Domingo, seis en punto de la mañana… Suena el despertador de mi celular, “La puta madre”, maldigo, me estiro para despertarme, primero las piernas, luego los brazos, me saco dos conejos del cuello y finalmente le aplico un pequeño estrangulamiento a mi compañerito de abajo (siempre me ha llenado de curiosidad el hecho de amanecer siempre con el amiguito levantado, en posición de firmes..), cojo el celular, presiono el botón que dice “Detener”, la musiquita se calla, me siento en mi cama, aun está un poco oscuro, no termina de aclarar del todo, busco mis pantuflas, son unas de Homer Simpson que a mi hija la asustan, lo sé porque siempre que me las pongo Camilita grita, “¡Se está comiendo tu pie!”. Camino hacia la computadora, la prendo, abro mi correo, reviso mi bandeja, allí están los correos que yo mismo me envié desde el trabajo el viernes para hacerle seguimiento a este pase, agarro el celular, marco el teléfono de Redes. Todo ha salido bien, el proceso se ejecutó rápido, sin problemas, eso me llena de tranquilidad, me despido, agradezco, voy a la cocina, me sirvo un vaso de agua, me lo tomo en seco, dejo el vaso en el lavadero, camino hacia mi cuarto, me meto de nuevo a la cama, pienso “Que lechero que soy.. No tengo que trabajar los sábados por la madrugada”, me tapo, me pongo boca abajo, me acurruco, mi compañerito vuelve a la carga, pretende hacerle un agujerito al colchón, “Carajo”, digo y me pongo boca arriba, “Por qué estaré últimamente tan arrecho”, pienso, me río solo. “No puedo dormir”, siempre me pasa lo mismo, una vez que me despierto no puedo conciliar el sueño nuevamente, prendo el televisor, me engancho con una película, la veo por espacio de una hora, continuo con la que sigue, es una historia de cadetes en una escuela militar, trata sobre el honor y la traición, dos temas ya bastantes manoseaditos, igual la veo hasta que acaba, son las nueve y cuarto, tengo hambre, me pongo una capucha encima de la pijama, un par de zapatillas sin pasadores y camino hasta el mercado que queda a dos cuadras de mi casa, pido un jugo de papaya, un pan con pollo y por supuesto un keke (debido a mi afición por los kekes, Brisita me ha puesto un apodo humillante: “gordito come-keke”, en fin..), devoro mi desayuno con avidez, pensando en que tengo que recuperar rápidamente esos cuatro kilos que perdí durante mis vacaciones, mientras me atraganto con un pedazo de keke observo a la gente que pasa por el mercado, algunos me pasan la voz, hombres, mujeres, yo saludo, con algunos jugué alguna vez pelota, algunas de ellas alguna vez me gustaron, rajo para mis adentros, “Todas lucen ahora bastante desmejoradas, fofas, usan buzos viejos… Los patas, la mayoría se están quedando pelados”, pago la cuenta, me retiro, camino con las manos en los bolsillos, la mirada en el suelo, no quiero encontrarme con nadie, mucho menos detenerme a conversar, quiero llegar de nuevo a mi casa a meterme en la cama. Así lo hago, ni siquiera me quito la capucha, ni las tabas, me meto con todo, prendo la tele, pongo MTV, una señora que tuvo trillizos quiere hacerse una liposucción para quedar regia para su marido (un gordo pelado y bigotón), una niña miope con brackets quiere ganar el concurso “Miss Teen” de su pueblo y un chibolo recontra gordo y recontra gay quiere ser elegido capitán del equipo de fútbol en su colegio para que sus compañeros dejen de joderlo, “No se que tienen esta clase de programas que siempre me enganchan”, prendo un cigarro, abro un halls mora azul, me pongo a fumar y chupar, a reír y llorar, con el drama de esta gente que no conozco, “Todos tenemos sueños en esta vida”, pienso. Paso una hora y media en este plan, me aburro, cambio de canal, encuentro a la brujita Josie Diez Canseco quien justo está leyendo mi signo, no creo en los horóscopos, pero respeto lo que dice Josie, recuerdo un momento de mi vida en que ella prácticamente me habló a través de la pantalla, “Tiró unas cartas sobre la mesa y luego de verlas por un rato alzó su cabecita linda, y me cantó todos los problemas por los que yo estaba pasando en ese momento, a continuación, tirando otras, dijo también como debía solucionarlos, era para no creerlo. Asumí que esa era una de esas señales que te da la vida, así que hice caso de todos sus consejos, y debo decir que todo finalmente ocurrió como ella lo predijo, desde aquella vez le tengo buen karma a esta brujita blanca”. Hice zapping por un rato pero no encontré nada interesante, así que abandoné mi cama otra vez y fui a ver que había de comida en casa de mis padres. No estaba mamá, había salido a visitar a una tía y había dejado de cocinera-suplente a mi hermana mayor, era como sacar a Cristiano Ronaldo del campo de juego y meter al “Checho” Ibarra, es re-sabido que mi hermanita santa bella no ha sido bendecida por los Dioses en este sentido, así que al menor descuido trato de zafar cuerpo, meto un floro monse, “No tengo mucha hambre” “Es que exageré un poco con el desayuno”, para hacerla más real le muestro mi barriga, similar a la de un niño Somalí, aun hinchada por la mezcla brutal de mayonesa con keke que me embutí hace rato, Rossana se compadece de mi, me deja huir con mejor destino. Camino hacia la tienda más cercana, compro dos paquetes de “mankekes” (una variedad de keke rellena de manjarblanco), un botellón de cifrut “punch” y dos bolsas de chifles piuranos, con todo esto dentro de una bolsa negra, me vuelvo a meter a la cama, a seguir viendo televisión. Luego de media hora miro el reloj, como todos los domingos en la tarde, tengo una cita con Brisita, soy honesto conmigo mismo, “No me provoca para nada conducir cuarenta y cinco minutos hasta su casa para verla”, me siento preso de una alucinante modorra que me impide abandonar mi cama calientita para internarme en los horrorosos caminos de la panamericana norte, “No la hago, no lo voy a hacer”, no se cómo explicarle eso a Brisita, últimamente la niña se ha vuelto hipersensible con este tipo de cosas “Ya no me llamas como antes” “Ya no me mandas mensajitos como antes” “Ya no me quieres como antes”, esa es la conclusión a la que llega Brisita luego de sus análisis exhaustivos, así que opto por el cobarde silencio, no la llamo, “Dejaré que solita se de cuenta que no me verá hoy domingo”. Para mi sorpresa, una hora después, me llega un mensaje al celular que dice: “Por lo visto no te voy a ver hoy, cualquiera me dice no?, No importa, ya nos veremos otro día… Yop Brisita”, me siento feliz, mi corazón se hincha de amor por Brisita “Que comprensiva es esta niña caracho”, y si minutos antes no quería saber nada de llamarla, ahora me muero por hablarle, por escuchar su voz… “Alo, Brisita…” “Hola, como estas, que haciendo?”, siento en su voz un ligero dejo de reproche, “Aquí viendo televisión amor”, “….Ahhhh… (silencio incomodo)…Y que estás viendo?” “Un reality en E donde pasan la vida del dueño de Playboy que vive con un harem de mujeres” “Ah mira tu, que interesante..” (cachosa) “Si pe, ese viejito la hace linda..” “Ja-Ja… Cochino!…” “Y tu que estas mirando?” “Jerry Maguire…” “Ah si?…En qué canal?” “51”, cambio de canal y me engancho con esa película que he visto mil veces pero que nunca me aburre, “Que chévere!, te dejo ya? para poder verla bien..” “Ok..”… me da gusto que a Brisita le guste esta película, que la emocione verla de nuevo, durante toda la película intercambiamos mensajitos, refiriéndonos a las escenas que mas nos gustan, “Esa escena es paja” “Que lindo el niñito..” “Buuuu… que penaaa…” “Esta es un cague de risa…. Muéstrame el dinerooo.. Ja!” y así durante toda la película, me parece chévere esto, es como tener a Brisita a mi lado para comentarla, claro que si en verdad la tuviera a mi lado, ni siquiera vería la película, apagaría la tele ipso facto y protagonizaría mi propia película tres X con ella, que está buenota, pero no, ella está acostada en su cama, a ochenta kilómetros de distancia de la mía, “Que injusta que es la vida carajo” digo para mi mismo y vuelvo a estrangular a mi compañerito de abajo. La película termina como a las siete de la noche, llamo a Brisita de nuevo, estamos un buen rato riéndonos de cualquier cosa, quedamos en no hablar mas tarde, acostarnos temprano, nos despedimos. Tengo antojo de anticuchos, hace tiempo que no como, ya que desde que Brisita se metió al gimnasio y comenzó a hacer dieta, yo he tenido que reprimir algunos de mis gustitos para no tentarla, así que aprovechando que es domingo y que estoy solo, abandono la cama con destino a la anticuchería mas cercana. En el camino ubico por celular a mi mejor amigo y le propongo convidarle unos palitos, nos encontramos, nos sentamos en unas sillitas de madera y devoramos los nueve corazones que una señora de pelo blanco y manos gordas cocinó para nosotros, mientras mastico mi anticucho un perro callejero se acerca a pedirme un pedacito, le gruño, lo asusto, “Tengo hambre tío” le digo a mi amigo que se ríe, terminamos el plato, mi amigo me acompaña hasta mi casa mientras me cuenta su sábado tonero en Producto Peruano “Así que le saqué la mierda a los treinta y cinco soles que pagué por chupar toda la noche..” “Tas loco tio, conmigo no les sale a cuenta el truco..”, llegamos a mi casa, me pide unos dVds prestados, se quita. Aun queda algo de comida chatarra, así que decido meterme a la cama y cenar solo eso, me pongo a ver las noticias, llega las diez de la noche, cambio al programa de Jaime Bayly, está entrevistando al tal Boris, el venezolano con el que se metió un agarre en un programa español, me engancho, siempre me ha vacilado como entrevista Jaime, me divierte la forma como habla, o sea, habla cojudeces pero las dice de forma que suene bonito, elegante, el tío Boris es un tipo divertido también, lo provoca, coquetea descaradamente con él, me da risa cuando dice “Mi marido”, dan comerciales, hago zapping de nuevo, encuentro “Lolita”, siempre he querido ver esta película así que tiro el remoto a un lado, prendo mi segundo cigarro del día y me concentro en la pela, minutos después quedo decepcionado, no es lo que yo esperaba, regreso a Bayly pero ya acabó, “¿Qué?”, miro el reloj, son las doce de la noche, se acabó el domingo, apago el televisor, cierro las ventanas, apago la luz, me acurruco, apoyo mi cara sobre la almohada, siento algo extraño que se mete en mi oreja, lo cojo, lo huelo, lo palpo en la oscuridad, es un chifle extraviado, lo meto en mi boca y me lo como, recuerdo que no me he lavado los dientes, “Bah… Al Pincho”… me quedo dormido.

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[A continuación uno de mis pasajes favoritos de Jerry Maguire... Show me the moneeeeyyyyyyyyy!!!! Jajajaja....]





2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya vez! yo te dije q vieras la pelicula jerry maguire! y sobre tu apodo no me parece q sea humillante, al contrario es gracioso o no??, pero muy aparte de todo tu historia muy interesa a..r

.bye
brisita

Anónimo dijo...

Genial esa película, y justamente esa escena es simplemente inolvidable. Me encantó como narraste tu dia domingo, con tanto desenfado, tranquilidad y sin perder el interes del lector. Logras que uno ria o sonria al menos durante todo el post :)