El comentarista de conciertos

La primera vez que lo vi fue hace como un mes en el ascensor de la chamba. Subió en el 2do piso vestido con terno gris, camisa celeste, corbata azul y zapatos negros. El fotocheck de la empresa le colgaba del cuello y llevaba un cartapacio de cuero negro en la mano atiborrado de documentos misteriosos. Saludó a todos con mucho respeto. Por el color bronceado de su piel y por el acento con el que habló, deduje al toque que era un orgulloso habitante del norte peruano, le calculé unos cincuenta años fácil.

Ese mismo día en la tarde me encontraba en el baño orinando concentrado, cuando escuché una voz amistosa al lado mío que me interrumpió...

- Hoy pasé por el estadio nacional y había un montón de gente, todos pelucones, todos con polo negro

Volteé a mi derecha para ver de quien se trataba y me di con la sorpresa de que era el mismo señor del ascensor que me miraba sonriente

- Es que hoy hay concierto –respondí cordial-
- ¿Ah si? ¿De quien ah?
- De Iron Maiden
- ¿De quien, disculpa?
- Iron Maiden, una banda inglesa de rock, la verdad yo tampoco conozco mucho de ellos que digamos
- ¿Y que tocan esos “iron maidens”? –dijo muy interesado- ¿Cuál es su canción más conocida?
- La verdad no estoy seguro, tienen varias…
- A ver cántate una para ver si los conozco –dijo muy serio, mirándome-


( Por un momento pensé que se trataba de una cámara escondida o algo así, es decir, ¿De donde había salido este tío? ¿Porqué me hablaba con tanta confianza? y lo más desconcertante ¿Con qué autoridad me pedía que le cante una canción en pleno ñoba?... )

- La verdad que no me sé muy bien la letra de ninguna –la barajé mientras me secaba la cara con papel toalla-
- Pucha que pena oiga usted…
- Si pues, una pena… bueno, nos vemos –me despedí, abandonando el baño-
- ¡Nos vemos amigo! –se despidió él también-

Al día siguiente me lo encontré nuevamente en el baño, “¡Hola amigo!”, me dijo muy sonriente para al instante añadir...

- Hoy vi en el noticiero que ayer los “iron maidens” llenaron el estadio nacional, dicen que llevaron más de cuarenta mil personas oiga usted
- Si, si lo sabía, algunos amigos míos fueron a verlos, dicen que estuvo bueno el concierto...
- ¿Si no?, ¿Bueno el concierto no? –dijo, siempre amable y sonriente, por ratos me daba la impresión que algo de mi cara lo divertía o algo así-
- Y dicen que en abril vienen los Kiss ¿no?, esos que se pintan la cara ¿no? –volvió a atacar-
- Ajá, si, en abril viene Kiss –le respondí, extrañándome un poco de lo bien enterado que estaba –
- Si pues, hoy vi en el periodico que había uno que parecía un diablo que sacaba la lengua bien feo hasta afuera jaja –dijo riéndose con ganas-
- El demonio
- ¿Dónde? –dijo asustado-
- No, no –evité reírme- el demonio le dicen a ese que viste sacando la lengua
- Ah ya, claro claro, te diré que de esos algo tantito me acuerdo, es que por mi tierra no llegaba mucho esa música
- ¿Ah si, de donde eres? –pregunté muy interesado-
- De Talara, a mi me han mandado de Planta Talara a ver unas cosas aquí a la oficina principal, a propósito, no me he presentado, Ingeniero Emilio Noblecilla para servirle –dijo orgulloso-
- Ah ok, mucho gusto Emilio. Yo me llamo José, pero todos me dicen Pepe. Conozco gente en Talara, dicen que hace mucho calor por allá no?
- Así mismo es amigo Pepe, así mismo es, este calorcito de Lima es algo suave para nosotros los Talareños, allá parece el mismo infierno oiga usted
- ¿Ah si, tanto así?
- Así como le digo amigo –dijo peinándose el cabello con un peine negro pequeño que sacó del bolsillo de la camisa-
- Bueno Emilio… nos vemos, cuídate
- Cuídese usted también amigo Pepe…

Luego de aquella ocasión no volvería a ver al ingeniero Noblecilla por un par de semanas, hasta este lunes que me lo encontré en el baño como siempre, debo reconocer que esta vez me dio gusto verlo...

- ¡Oiga como está amigo Pepe! –dijo con una sonrisa de oreja a oreja-
- Bien, bien, Emilio. Pensé que ya se había vuelto para Talara…
- No, no, para nada, solo que anduve algo enfermo oiga usted, me dio una gripe que me tumbó feo feo…
- Pucha, el cambio de clima supongo…
- Algo así, algo así, oiga y dicen que el jueves tocó Oasis no? –dijo emocionado y sonrientísimo, no se porqué hablar de los conciertos lo ponía tan alegre-
- Claro, el jueves pasado, yo fui a verlos…
- ¿Ah si?, ¡no te creo!, ¿y que tal estuvo?
- Ahí, más o menos, la verdad no la pasé muy bien porque estaba muy lejos del escenario, y los conciertos hay que vivirlos de cerca, abajo en la cancha, con toda la gente, saltando y todo eso…
- Si pues, si pues –dijo, mirándome con una cara de no haberme entendido ni mierda-
- Oye pero tu Emilio, si pudieras ir a un concierto… ¿A cual irías?...
- Muy fácil amigo Pepe… ¡Al de Santana!
- Ah mira tu… o sea que Santana te vacila?...
- Claaaaro pueesss amigo Pepe, ese Santana es otra cosa, una bestia con la guitarra, Santana es la voz pues compadre… -dijo Emilio, poniendo sus dedos como si estuviera tocando una guitarra imaginaria-
- Oye pero Santana ya vino hace poco
- Si pues, y yo no pude verlo, estaba en Talara –dijo lamentándose-

Cuando la conversa estaba de lo más entretenida, hizo su ingreso al baño mi jefe, así que al toque me lavé las manos y me despedí del buen Emilio…

- Bueno Emilio, te cuidas, nos vemos
- ¡Nos vemos amigo Pepe!
- Quien quita que Santana venga pronto –agregué-
- Uy… eso sería bacanaso…

Dijo Emilio ilusionado, para luego añadir con inconfundible acento norteño…

- ¡Ese Santana es mi pata!

Mientras cerraba la puerta del baño detrás mío, escuché que le hacía el habla a mi jefe: “¿Oiga, el jueves tocó Oasis no?”…