miércoles, 15 de agosto de 2007

Quince Minutos.


Me levanto a las seis de la mañana, y antes de las siete (sin a veces, haber desayunado) ya estoy trepado en el “pug” listo para irme al trabajo. Luego de cuarenta y cinco minutos de hacer bilis en la panamericana norte (un taxista apurado me topó por detrás en un semáforo, y un tico me pasó tan cerca.. que me volteó el espejo izquierdo) llego con las justas para cuadrar en el ultimo lugar vacío de todo el parque (si llego cinco minutos mas tarde me quedo sin sitio y tendría que pagar veinte soles en cualquier playa…), me pongo mi saco pero igual siento frio, le pago tres mangos al viejito para que me lave el carro y camino apurado hacia la oficina. Son aproximadamente diez horas las que paso en ese edificio, atendiendo srs’s, er’s, gestionando pases de des a sit, de sit a uat, de uat a prd, llamando aquí, allá, para acelerar dichos pases, subiendo bajando, bajando subiendo, los nueve pisos del ctc, correteando usuarios para certificar pruebas, y cuando al fin, el reloj marca las siete y treinta de la noche, me despido de todos, me compro un pucho y me voy caminando otra vez hasta el parque donde le tengo que pagar otros tres mangos al tío de la municipalidad, quien me agradece sonriente y se mete las monedas al bolsillo (son suyas, nunca le pido ticket). Ya de regreso el tramite es el mismo, sanjón, paseo colón, alfonso ugarte, panamericana norte. A la altura del ovalo naranjal percibo un sutil olor a quemado, mi vista se desvía hacia el medidor de temperatura y veo que está en ciento diez y el led está en rojo, me asusto y me propongo a bajar la velocidad, quiero bajar a tercera, pero con los nervios no presiono bien el embrague y el carro se me apaga, un auto que venia detrás logra frenar justo a tiempo y no me choca, pero luego me pasa por el carril derecho y me insulta, no le respondo, sigo asustado mirando el medidor que no baja. Despacio, ajustando, manejo hasta la casa de mis padres, son casi las nueve de la noche, bajo del auto y lleno un depósito con agua, abro la capotera, saco la tapa del radiador y cuando empiezo a verter el agua, sorpresivamente, desde adentro del radiador, como si fuera un volcán en erupción, salta hacia mi un chorro de agua hirviendo mezclado con refrigerante, salto hacia atrás con toda la agilidad que me permiten mis ochenta kilos, pero aun así no me salvo del todo y me mojo el pantalón y los zapatos, mi viejo escucha un ruido y sale enpijamado y enpantuflado a decirme que debí haber parado en cualquier grifo a echarle agua, yo le doy la razón y le pido por favor que mire el carro mientras yo entro a mi casa a cambiarme de ropa. Abro la puerta de mi casa y entro al cuarto, la kari está mirando televisión con la bebe, me reprende por llegar tan tarde y me pregunta por el carro, no le digo nada, me empiezo a cambiar de ropa y veo que el canal que está viendo mi hija es el mismo de siempre, que el programa es el mismo de siempre y el capitulo también es el mismo de siempre, cuando hago un amague de querer cambiar de canal mi hija llora así que me pongo cualquier cosa y huyo, al pasar por el patio veo que la fio se olvidó de lavar mis camisas como le indiqué y reniego porque al otro día tendré que ir con la camisa celeste que odio, salgo a la calle y cierro el carro, le digo a mi viejo que se vaya a dormir nomás, que dejemos enfriar el motor para poder meterlo a mi casa, me dice que no tiene sueño y que se quedará en la sala viendo tele hasta que yo regrese para ayudarme, le agradezco y me voy de nuevo a mi casa. Prendo la compu y reviso mis correos (todos aburridos), luego paso una media hora frente a la compu pensando en si me conecto o no para conversar con mi mejor amigo que está on-line, descubro que no tengo nada interesante que contarle y que la verdad ya me llegó al pincho el msn. Ceno fréjoles con encebollado de carne mientras mi mujer ve “magaly” y cuando termino salgo a meter el carro, ya son como las diez de la noche, cuando abro la puerta del garaje sale mi vecina chismosa a preguntarme qué le ha pasado al carro, le digo que "nada" con una sonrisa fingida y sigo mi camino, prendo el carro y (dios es peruano) prende, luego lo meto despacio a mi casa.
Apago todas las luces, cierro bien todas las puertas, y noto que kari y la bebe duermen placidamente. Prendo la tele, coloco un dvd de la ultima temporada de seinfeld, me dejo caer en la cama, y allí, tirado como un cerdo, saboreando un ultimo plato de mazamorra morada, soy al fin feliz por quince minutos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

a mi me recibe el Nico con un Agú y con eso soy feliz las próximas 24 horas... eso si... no reniego de mi carro por que no hay... y mi viejo no me lo chequea... por que tampoco hay... al menos no lo suficiente...

Anónimo dijo...

Regla de Oro: JAMAS eches agua fria a un motor que esta hirviendo, ademas del caliente salpicón , podrías haber rajado tu motor! (cambio de temperatura brusco).
EBJjo.