Hace algunos años, como todos los domingos, visité a mi mamá, traje una silla del comedor y me senté a verla mientras cocinaba. "¿Cómo estás mamá?", le pregunté. Entonces ella se puso a contarme las cosas que pasaban en el barrio, la mayoría historias tristes, "La señora tal está enferma", "Le robaron la casa al vecino", "Ya no sabemos qué hacer con los rateros".
No recuerdo que me pasaba por esos días, pero ese domingo en particular no me sentía con ganas de escuchar ese tipo de historias, "Ay mamá, tu siempre tan negativa, ¿no puedes contarme algo bonito, algo positivo?", entonces mi mamá volteó a verme triste y me dijo: "Hijo, esas son las cosas que me pasan, no lo hago a propósito", luego continuó cocinando, callada...
Y a pesar que luego me acerqué a abrazarla y le pedí disculpas, cada vez que la veo ahora (que habla poco debido a su enfermedad y ya no puede contarme nada), ese recuerdo regresa a mí, ese día que me contaba las cosas que le pasaban y yo no quise escucharla.
No saben cuanto quisiera, poder regresar a ese domingo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario